CÓMO FORMULAR OBJETIVOS DIDÁCTICOS
El primer paso para el éxito de la formación
Robert Mager
Este libro nos da las claves para aprender a formular los objetivos en base a lo que queremos conseguir, es decir, a orientarlos verdaderamente hacia lo que será nuestra meta. Pienso que es importante tenerlo en nuestra biblioteca casera ya que lo primero que debemos tener claro antes de empezar cualquier proyecto es lo que queremos conseguir con él y formularlos con sentido. En nuestro ámbito, que es el de la actividad física y el deporte, es imprescindible tener claro los objetivos que quieres obtener durante la temporada o los objetivos que quieres que alcancen tus alumnos, clientes, etc. Por lo tanto, creo que es de vital importancia saber cómo se formulan ya que si lo haces bien tendrás más posibilidades de llegar al éxito.
FÁBULA PARA APRECIAR LA IMPORTANCIA DE TENER EL OBJETIVO CLARO
Érase una vez un caballito de mar que cogió sus cuatro cuartos y salió a todo galope en busca de fortuna. Cuando aún no había recorrido mucho camino, se encontró con una anguila, que le dijo:
- Psst. Oye, amigo. ¿Adónde vas?
- Voy a hacer fortuna –contestó orgulloso el caballito de mar.
- Estás de suerte –le dijo la anguila-. Por menos de tres cuartos esta aleta voladora puede ser tuya, así llegarás mucho antes.
- ¡Caracolas! –dijo el caballito de mar. Pago el dinero, se puso la aleta y salió disparado al doble de velocidad.
Al rato se encontró con una esponja, que le dijo:
- Psst. Oye, amigo. ¿Adónde vas?
- Voy a hacer fortuna –contesto el caballito de mar.
- Estás de suerte –dijo la esponja-. Por un módico precio esta moto acuática puede ser tuya; así llegarás hasta tu fortuna mucho más deprisa.
Así que el caballito de mar compró la moto con lo que le quedaba de dinero y salió zumbando por las profundidades marinas al quíntuple de velocidad. Poco después, se encontró con un tiburón, que le dijo:
- Psst. Oye, amigo. ¿Adónde vas?
- Voy a hacer fortuna –contestó el caballito de mar.
- Estás de suerte. Si coges este atajo – dijo el tiburón señalando sus fauces abiertas-, no te imaginas el tiempo que te vas a ahorrar.
- ¡Caramba, gracias! –dijo el caballito de mar. Se zambulló en el interior del tiburón y no se ha vuelto a saber nada de él.
Fuente de la fábula: Alejandro Barba Carrazco, Doctor en Ciencias de la Educación.
Aquí podrás encontrar un documento que te servirá de ayuda para redactar objetivos.